lunes, 26 de enero de 2009

ECONOMIA Y EMPRESAS / INTERNACIONALIZACION


Cristian Lay o la joyería sin límites
El mayor fabricante de joyas de Europa está en Jerez de los Caballeros (Badajoz). Su secreto: controla toda la cadena de producción y carece de intermediarios.
A. TexeiraErase una vez un grupo de 12 millones de personas que, viviendo en los lugares más dispares del mundo, se sentían atraídas por los mismos productos de un catálogo. De esos artículos, compraban muchos miles al día. Hasta 12 millones al año. Siempre desde casa, directamente, sin intermediarios ». Ese es el sueño que ha hecho realidad Ricardo Leal, el mayor fabricante de joyas de toda Europa.
Don Ricardo, como le llaman sus 2.000 empleados, no hace alarde de los beneficios de su empresa, que en 2007 batió récord de facturación. El grupo que preside, Cristian Lay, creció el pasado año un 10% hasta alcanzar los 178 millones de euros que disimula este nuevo rico al volante de un Seat Arosa por su localidad natal, Jerez de los Caballeros (Badajoz).
Ricardo Leal es una persona seria. A sus 48 años mide cada gesto como si le fuera la vida en ello. Sabe que «en casa del herrero, cuchillo de palo», pero que si él no da ejemplo «mal empezamos».Por eso, es un hombre vestido a sí mismo. «Soy el primero en probar lo que aquí producimos», afirma. A su cuerpo, ajusta una camisa azul con iniciales bordadas de CL (Cristian Lay) y un cuello, amplio y austero, del que asoma una corbata morada a rombos de mayor intensidad. No duda en voltear la prenda para exclamar « ¡mira!», señalando con su índice la etiqueta de CL.En la otra mano, una correa de cuero sujeta un llamativo reloj de oro, también de su fábrica, que marca el tiempo de la memoria.
«Mi primer trabajo fue de relojero». Entonces, apenas había cumplido 15 años. De aprendiz, estuvo hasta los 20. Entonces se lanzó al negocio. «La joyería la monté con mis ahorros y los de mi padre». Esa primera tienda, llamada Joyería Ricardo, era pequeña: 40 metros cuadrados.
El mayor de los tres hijos de Carmen y Juan, el albañil, contó con el apoyo inicial de su progenitor. De él, recibió «hasta los avales para el banco», detalla reclinándose sobre el asiento que preside la interminable mesa de reuniones de su compañía.
El inquieto Ricardo echó a volar en 1975. Seis años más tarde, comenzó a tomar altura. Al mencionar 1981, este industrial de 53 años deja escapar su mirada a través del ventanal que ilumina su despacho. Se pierde en la silueta que dibuja Jerez de los Caballeros. Unos segundos después, regresa a la conversación con su «primera oficina seria» en un piso céntrico de 90 metros cuadrados, con 8 trabajadores. De ella, nació Cristian Lay, «un distintivo sin significado, pero que sonaba bien en cualquier idioma». «Desde el principio tenía claro que esto podía ampliarse», reflexiona.
El secreto de su empresa está en la venta directa por catálogo.Un método acertado en los 15 países del mundo en que está presente la fábrica extremeña. «Da igual Marruecos, que México, que España», indica Ricardo. De su eficacia, se encargó él mismo en sus inicios.«En mi primera joyería, cerraba por las tardes para visitar casa por casa en los pueblos de alrededor».
El mismo proceso exige a sus miles de empleados del servicio de ventas, que no tienen «horario, ni un mínimo exigido». Por eso, «cada uno se plantea una meta, que consigue sólo a base de esfuerzo».
La filosofía de esta empresa es la viva imagen de la trayectoria profesional de su presidente. Un hombre hecho a sí mismo a base de voluntad, que ni siquiera olvida ahora en sus mejores momentos.«Mientras otros apuestan por marcharse a China, nosotros seguimos pensando que se puede fabricar en España, desde Jerez de los Caballeros», confiesa.
Más de 2.000 productos
Lo hará desde la nueva planta de 4.000 metros cuadrados de Cristian Lay. Una industria que duplicará su superficie actual y de la que colgarán los carteles de «la mayor fábrica de joyas de Europa» y «la más avanzada».
Para Leal, el único secreto de su éxito está en «ser dueño de toda la cadena del producto». Controla desde el diseño hasta la venta de sus 2.000 productos en el mercado. Desde joyas hasta moda, complementos, bisutería y cosmética.
Los 27 años de vida de Cristian Lay se reducen a un trazado a bolígrafo sobre papel. Ricardo Leal explica su expansión a nivel internacional dibujando un círculo concéntrico que engorda por medio de una espiral. Gráficamente, Jerez de los Caballeros ha resultado un punto del que nace una curva que se aleja, crece y crece a su alrededor, sin perder nunca de vista su raíz. Sobre el folio en blanco, Cristian Lay es la propia Espiral de Arquímedes.Un punto en movimiento con velocidad constante. La misma con que se repetía el sueño de cualquier empresario en las fantasías del joven Ricardo Leal.
EL MUNDO – Domingo, 24 de febrero de 2008

No hay comentarios:

Publicar un comentario